George Sand fue el seudónimo masculino detrás del cual se ocultaba Amandine Aurore Lucile Dupin, una francesa audaz que, en el siglo XIX, desafió todos los convencionalismos. Su amistad con Flaubert y Dumas y sus amores con Chopin y Liszt.
Fue una de las más destacadas y respetadas autoras
de su época y tuvo en el campo de las letras amistades entrañables con
escritores de la talla de Alejandro Dumas o Gustave Flaubert. Fue el gran amor
–y musa– del ilustre músico Frédéric Chopin.
Amandine Aurore Lucile Dupin adquirió fama como
George Sand, el seudónimo masculino que utilizó cuando decidió meterse en el
mundo de los intelectuales del siglo XIX, entonces hostil con las mujeres.
Vestía ropa de hombre, fumaba cigarros y vivió su vida del modo en que aprendió
a hacerlo desde niña: libre y natural. Fue una de las escritoras más destacadas
y respetadas de su época y cultivó en ese campo una entrañable amistad con
escritores de la talla de Alejandro Dumas o Gustave Flaubert y fue el gran amor
–y musa– del ilustre músico Frédéric Chopin. Su mente inquieta estuvo
impregnada de pensamientos, letras y revoluciones. Escribió más de 140 novelas,
otras tantas obras de teatro y artículos periodísticos en los que volcaba su
pensamiento político sobre la Francia post revolución. Fue una librepensadora y
hoy se la considera uno de los íconos del feminismo.
En las biografías más destacadas sobre su vida se
la menciona como una “agitadora cultural” del siglo que la vio nacer. Llegó al
mundo el 1 de julio de 1804, en París, en el seno de una familia acomodada y
fue criada por su abuela, quien le enseñó desde pequeña los placeres de la
libertad. Los estudiosos de su vida dicen que de niña corría “salvaje” en la granja
en la que vivía y disfrutaba de jugar en la naturaleza con los animales. Supo,
como pocos, entender el amor, cosa que marcó su carácter y personalidad. Creció
así, libre e idealista, en Nohant, a pocos kilómetros de París.
Aurore, como la llamaban, tuvo escasa formación
académica, pero fue una gran autodidacta. Terminó sus estudios en un convento
de París donde leyó todo lo que tuvo a su alcance. El aprendizaje que se
autoimpuso era inusual en una mujer de aquella época tan machista, pero eso la
llevó a ponerse en contacto con los grandes clásicos universales e imbuirse del
ambiente romántico de la literatura europea de la época.
El amor llegó a su vida muy pronto y a los 18 años
se casó con el barón Casimir Dudevant, con quien tuvo dos hijos: Maurice,
nacido en 1823, y Solange, en 1828. Las cosas entre ellos no funcionaron, y en
1831 se separó de él llevándose a sus dos hijos y se instaló en París. Cinco
años después obtuvo el divorcio.
La mujer que vestía como hombre
Luego de separarse de su esposo, escribió su
primera novela y se bautizó con el seudónimo que la inmortalizó. Rosa y Blanco
(Rose et Blanche) fue escrita en 1831 en colaboración con Jules Sandeau, de
quien se estima que adaptó el apellido para firmar sus libros. Tras abandonar
al barón comenzó a usar ropas masculinas, sin abandonar sus prendas femeninas
para ciertas reuniones sociales. Ese “disfraz” de hombre le permitió circular
más libremente en París y logró acceder a lugares a los que de otra manera no
hubiera podido por su condición social y femenina. “Esta era una práctica excepcional
para el siglo XIX, donde los códigos sociales, especialmente de las clases
altas, eran de una gran importancia. Como consecuencia de esto, perdió parte de
los privilegios que obtuvo al convertirse en una baronesa”, señala un articulo
que describe a la revolucionaria, excéntrica y apasionada mujer.
“Si usó un nombre masculinizante y en su juventud
se puso chistera y levita, es porque quiso significar y visualizar que sólo
poniéndose en el sitio del hombre –ocupando su puesto– la mujer alcanzaría la
culminación de sus derechos y posibilidades, se autorrealizaría. George Sand
fue una adelantada, aunque terminó viviendo en el campo y siendo conocida,
lejos ya de sus amoríos, como ‘la bonne dame de Nohant‘”, escribió sobre ella
el poeta español Luis Antonio de Villena.
Durante los años 20, fue a las tertulias literarias
y supo estar acompañada de grandes intelectuales; a algunos de ellos los amó,
incluso –dicen sus biógrafos–, con el consentimiento de su marido. En ese
ambiente también encontró a sus grandes amistades: el compositor Franz Liszt,
el pintor Eugène Delacroix, el escritor Heinrich Heine, así como Victor Hugo,
Honoré de Balzac, Julio Verne, Alejandro Dumas y Gustave Flaubert. Fue Liszt,
por entonces amigo y amante, quien le presentó a Chopin.
Aurore y sus grandes amores
La relación entre Aurore y sus hijos no fue pareja.
Con Maurice tenía una excelente convivencia y relación de protección y
admiración mutua, pero no fue así con Solange, con quien mantenía disputas
constantes, situación que se agravó con la llegada de un nuevo amor a la vida
de la escritora.
En 1836 ya era conocida como George Sand y así
acudía a múltiples eventos culturales para hablar de sus novelas, pero no solo
hablaba de literatura, porque se involucró con lo político y fue una ferviente
defensora de la Tercera República. Ese año fue muy especial para la vida de
Aurore: en octubre conoció a Frédéric Chopin, un muchacho proveniente de
Polonia de 26 años –6 menos que ella– que ya representaba lo más elevado de la
música en ese tiempo.
El verano siguiente, los encontró juntos en la casa
que ella amaba, en Nohant. Allí, junto a los hijos de la escritora, la pareja
permaneció para disfrutar la estación y la naturaleza de la que cada sacó lo
mejor para volcarlo en su arte. El músico creó sus mejores obras al lado de su
amada y ella escribió un libro donde cuenta los pormenores de esos meses.
En 1938, Chopin estaba muy aquejado por la
tuberculosis, diagnosticada tiempo antes. La debilidad que invadía su cuerpo
era tal que decidió ir al médico, que le recomendó pasar el invierno en
Mallorca para recuperar fuerzas. Hacia allí partió con su mujer y los hijos,
pero los meses siguientes fueron de frío extremo y las complicaciones para su
salud no demoraron. Pese al malestar que lo invadía, en esos pocos meses pudo
componer 24 preludios y ella escribió Un invierno en Mallorca, uno de sus
textos más importantes.
Debido a las inclemencias del clima, el 13 febrero
partieron a Barcelona y luego a París. Las obras de la inspirada escritora no
dejan de nacer y llegan novelas de grandes confesiones, como Les Maîtres
mozaïstes, La Dernière Aldini, L’Orco y L’Uscoque, obras que la dieron a
conocer al mundo y la llevaron a la cima, siempre con su look especial. Así era
y así fue aceptada por sus amigos que la adoraban por excéntrica, mundana y de
profundas convicciones a la vez.
Entre 1846 y 1847 una fuerte discusión con su hija
terminó mal y Solange decidió abandonar la casa. Eso hizo que Maurice tomara
partido por su madre y enfrentara a su hermana; Chopin se puso de parte de la
joven. La escritora no perdonó la actitud parcial del compositor y lo echó de
la casa. Tras esa separación y el avance de la tuberculosis, la salud del
músico decayó. Apenas podía dar clases de piano y brindó un concierto, pero en
1848 el estallido revolucionario en Francia hizo que todas las aulas se
vaciaran, por lo que decidió partir a Londres, pero su salud empeoróy debió
regresar a París.
Su estado era pésimo y al regresar quedó postrado
al cuidado de su hermana. Arrepentida por haberlo dejado, George Sand intenta
verlo, pero se lo impiden. Los biógrafos del genio aseguran que mantuvo la
dignidad hasta su último minuto y que trataba de incorporarse para saludar a
quienes lo visitaron; entre ellos estuvo Solange, la última que lo miró a los
ojos. Chopin murió el 17 de octubre de 1849 rodeado por sus amigos y recibió
los máximos honores.
Devastada por esta pérdida, Aurore decide retirarse
a la granja de Nohant donde se recluye a escribir en forma compulsiva para
escapar de sus penas. En ese tiempo, redacta obras de teatro y artículos
políticos en los que contaba su forma de entender lo social.
A sus 55 años, escribe Historia de mi vida, una
autobiografía en la que revela sus pesares y su visión del amor. También habla
de los hombres a los que amó, la relación con sus hijos y su posicionamiento en
el mundo machista.
Fue adorada, admirada por ilustres intelectuales y por su público, porque fue soñadora de un mundo mejor. El 8 de junio de 1876, Aurore Dupin, inmortalizada como George Sand, murió en su castillo de Nohant, cerca de Chateauroux, en Francia, rodeada por sus nietos.
Fuente: http://www.infobae.com/sociedad/2016/06/06/la-singular-vida-de-la-mujer-que-se-disfrazo-de-hombre-para-poder-escribir/