Daniel Scioli, el candidato
favorito para ganar las elecciones argentinas del día 25, estaba convencido de
que era más arriesgado acudir al primer debate presidencial de la historia
argentina que no asistir. Y dejó su
atril vacío. Esa ausencia dominó las más de dos horas de un debate
histórico entre los otros cinco candidatos, que no desaprovecharon su
oportunidad de machacar una y otra vez al “fantasma” de Scioli, mientras las
cámaras mostraban su atril vacío. Sergio Massa, uno de los candidatos más
fuertes, utilizó un truco para dar fuerza a la ausencia de Scioli: dejó que el
silencio ocupara 20 segundos para protestar por el plantón del candidato
oficialista, y el impacto de ese larguísimo vacío inusual en televisión le hizo
más daño a Scioli que cualquier crítica. Argentina sigue siendo el único gran
país de América Latina que no tiene debates presidenciales con normalidad,
aunque este primero, y único previsto hasta el momento, incluso con la ausencia
clave de Scioli, marcó un hito.
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El
debate electoral clave en Argentina, con la silla vacía de Scioli
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La
crisis de Brasil mete presión a una Argentina en plena campaña
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Scioli
acaricia la victoria a un mes de las elecciones
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Un
escándalo de contratos públicos complica la campaña de Macri
El
kirchnerismo había decretado que el debate en sí, cuyos temas centrales fueron
la pobreza y la corrupción, era el enemigo a batir y el veto llegó al extremo
de que mientras la ONG“Argentina
debate” ofrecía de
forma gratuita la señal del primer gran debate argentino de la historia, la
televisión pública decidió no ofrecerlo y programar en su lugar el partido
Independiente-River.
Todo
estaba pensado desde el oficialismo para sepultar el encuentro y lograr que
fuera irrelevante. Pero no lo consiguió. Según los primeros análisis de rating,
el debate ganó al fútbol y tuvo un enorme seguimiento en
Twitter. En el entorno de Scioli están convencidos de que la
historia se repetirá y sucederá como en 1989. Entonces, causó gran escándalo la
ausencia de Carlos Menem en un intento de debate con Eduardo Angeloz, el
candidato radical. Pero Menem ganó las elecciones y Angeloz desapareció.
Ante la
imposibilidad de debatir con el verdadero rival, el candidato
oficialista, los otros cinco mostraron un tono especialmente amable
entre ellos, en especial Mauricio Macri y Sergio Massa, los dos principales
rivales de la oposición. El momento clave se vivió hace meses, cuando Macri
decidió no pactar con Massa. Ahora ellos se dividen el voto y si Massa resiste,
Macri podría no llegar al 30% y eso permitiría a Scioli ganar en primera vuelta
–tiene que llegar al 40% y sacar 10 puntos más que el segundo-.
Argentina sigue siendo el único gran país
de América Latina que no tiene debates presidenciales con normalidad
Ayer
entre ellos hubo guante blanco hasta el final, cuando Massa recordó que la
familia de Macri, sobre todo su padre, uno de los empresarios más ricos del
país, vivió de los
contratos públicos, y el alcalde de Buenos Aires le respondió: “Te
podías haber ahorrado esa chicana que recuerda tus 10 años de kirchnerismo”,
lanzándole una pulla, porque Massa fue jefe de Gabinete de los Kirchner antes
de romper con ellos. Fue el único momento picante en un debate muy cómodo, sin
repreguntas, sin interrupciones, muy suave, lo que dejó aún más en evidencia la
decisión de Scioli de no acudir y desautorizaba el argumento de su equipo de
que no acudía porque temía un cruce muy agresivo lleno de descalificaciones y
sin utilidad pública.
Los
asuntos centrales del debate fueron muy diferentes a los que están dominando la
campaña. Mientras el Gobierno insiste en la buena situación económica de
Argentina y en los progresos alcanzados estos 12 años de kirchnerismo, los
candidatos se centraron en asuntos muy diferentes: la pobreza, el narcotráfico,
la corrupción, la inseguridad, la crisis de la educación. A falta de Scioli,
Macri se convirtió en el centro de las críticas de los dos candidatos de la
izquierda, Margarita Stolbizer (Progresistas) y Nicolás del Caño (Frente de
izquierdas). Mientras Stolbizer, una respetada diputada que vive “en la misma
casa desde hace 20 años” y ha denunciado por corrupción a la presidenta, Cristina Fernández de
Kirchner, se centraba en las denuncias que hay contra algunos del
entorno de Macri y defendía una fuerte presencia del Estado, Del Caño proponía
“nacionalizar las tierras de los 4.000 terratenientes que son dueños de la
mitad de la tierra en Argentina, y el gas y el petróleo”.
Macri,
el que más tenía que perder en un debate en el que estaba en igualdad de
condiciones con candidatos con muchos menos votos, aprovechó para tratar de
suavizar su imagen de hombre del mundo de la élite empresarial y lanzar
mensajes hacia las clases más bajas, allá donde menos llega este hombre
representante de la derecha argentina: “Mi compromiso es una Argentina con pobreza
cero, que se ocupa de los que más lo necesitan, de los que esperan que
urbanicemos las villas”.
Scioli ni siquiera vio el debate y a la misma hora
estaba disfrutando de un concierto de rock en el Luna Park
Cada
candidato se centró en los perfiles propios, con Massa volcado en discursos muy
duros sobre la inseguridad entre los que está la promesa de llevar al Ejército
a los barrios pobres para luchar contra el narcotráfico, pero de fondo quedó
una sensación de que la oposición, en especial Macri y Massa, tienen una
especie de pacto de no agresión para intentar que Scioli no gane en primera
vuelta.
Aun
así, los kirchneristas están convencidos de que este asunto del debate solo le
importa a una parte pequeña de la sociedad muy interesada en la política, pero
para la gran masa es irrelevante. Tal vez por eso Scioli ni siquiera vio el
debate y a la misma hora estaba disfrutando de un concierto de rock en el Luna
Park, la sala más famosa de Buenos Aires. Su tranquilidad parece absoluta.
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/05/actualidad/1444013939_803243.html