El empleado estuvo 15 minutos atrapado en el baño del local, hasta que un portero escuchó sus pedidos de auxilio. Todos los movimientos del delincuente, que duraron tres minutos, quedaron filmados.
Cada vez que Atilio Berardinelli reproduce en su
computadora las imágenes que captaron las cámaras de seguridad de su negocio se
retuerce de la bronca. Dice que es inquietante la tranquilidad con la que actúa
un delincuente armado que irrumpe en su local en medio de la mañana, encierra a
un vendedor en el baño y se toma todo el tiempo del mundo para vaciar la caja
registradora y cargar más de 70 prendas de vestir en una bolsa de consorcio.
“Todo duró tres minutos, que fueron una eternidad
para mi empleado”, precisó Berardinelli, el propietario de tres tiendas de
indumentaria masculina ubicadas en el microcentro. La sucursal donde se produjo
el asalto, el miércoles a la mañana, funciona en calle Laprida al 400.
Las grabaciones de las cámaras de seguridad del
local muestran cada movimiento del delincuente, con lujo de detalles. La
primera vez que aparece en pantalla es a las 10: el ladrón viste un pantalón de
jean, campera inflable azul y lleva colgado un morral negro. El hombre ingresa,
se prueba un par de zapatillas y se retira sin comprar nada. Todo parece
normal. Casi 10 minutos después, se lo ve pasar por la vereda aunque ni
siquiera mira hacia el local. Finalmente, a las 10.20, entra con un arma en la
mano y amenaza de muerte al vendedor.
“Le decía a mi empleado que se quede quieto o le
metía un tiro. Preguntaba todo el tiempo dónde estaba la plata”, contó
Berardinelli. En un primer momento, el delincuente apunta al empleado con el
arma y lo obliga a entrar a un probador. Vuelve hacia la caja, la abre y saca
todos los billetes que encuentra. Acto seguido, regresa al probador, saca al
vendedor de allí y lo lleva hasta un baño, donde lo encierra con llave.
Los siguientes minutos puede vérselo en medio del
salón de ventas con una bolsa oscura de consorcio. El delincuente vacía
percheros enteros y los introduce en la bolsa plástica. Se toma su tiempo para
mirar y seleccionas qué va a llevarse. Después se retira del local con un
atractivo botín: $ 5.000, además de 30 camisas, más de 20 remeras y otros 20
pantalones, todos de marca.
“Más
seguridad”
Pasaron 15 minutos hasta que alguien escuchó los
pedidos de auxilio del empleado del comercio, quien gritaba desde el baño. El
portero de un edificio de la cuadra se acercó a preguntar qué pasaba y llamó a
Berardinelli para comunicarle lo que sucedía en su negocio. El comerciante
buscó otra llave, liberó a su empleado y se fue de inmediato a la comisaría
para dejar asentada la denuncia y entregar una copia del video.
“La Policía dice que ya tiene indicios de quién
puede ser (el asaltante) y dónde vive, pero yo lo que pido es más seguridad. Se
llevan mucha mercadería y el momento que uno tiene que pasar es horrible, no se
lo deseo a nadie”, lamentó el comerciante. En ese sentido, explicó que el acoso
de los delincuentes dificulta seguir adelante con la actividad. “Hoy es
prácticamente imposible mantener un negocio no sólo por el aumento de los
alquileres, las tarifas y las cargas sociales para los empleados, sino porque uno
tiene que estar pendiente de que le pueda pasar cualquier cosa como esta,
además de los robos de las mecheras, que son constantes”, remarcó.
Por último, se quejó por la debilidad de las leyes. “Hasta que la Justicia no cambie esto va a seguir así porque si una persona que no tiene trabajo ve que una mechera entra y sale al otro día, y se roba hasta $ 4.000, va a preferir salir a robar antes que estudiar o trabajar. Las leyes están hechas para facilitar la comodidad de esta gente”, criticó.
Fuente: http://m.lagaceta.com.ar/nota/690228/policiales/encerro-al-vendedor-vacio-caja-lleno-bolsa-ropa.html