Un estudio de Flacso concluye que el uso de los móviles ha cambiado la relación entre los chicos y entre los chicos y los docentes, en algún punto para mejor. Cada escuela aprovecha las TICs a su modo
Y cuando creíamos que repartiendo netbooks en las
aulas la escuela lograría hablar el mismo idioma que los chicos, la tecnología
continuó avasallando las pautas de comportamiento y, otra vez, nos quedamos
atrás. Un reciente estudio realizado en todo el país por Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) concluyó que el ingreso de los
smartphones a las aulas reemplazó de alguna forma a las computadoras personales
distribuidas en el programa Conectar Igualdad; los móviles, analizan los
expertos, constituyen un símbolo de identidad juvenil, mediante el cual se
quiebra la lógica escolar y se establecen nuevos contratos pedagógicos entre
alumnos y docentes.
De todas formas, no necesariamente se trata de
malas noticias. La investigación, efectuada por el Proyecto Educación Nuevas
Tecnologías de Flacso, asegura que contrariamente a lo que se preveía pensando
en la brecha tecnológica entre docentes y alumnos las nuevas tecnologías en las
aulas mejoró los vínculos entre alumnos y sus profesores. “Para los jóvenes los
celulares adquieren una relevancia significativa, hay una dependencia hacia
ellos y frente a esto encontramos en el estudio que la relación entre docentes
y alumnos se flexibilizó, se rompieron esos contratos pedagógicos rígidos y los
docentes incorporaron en general esta herramienta, de a poco, a la cotidianidad
del aula”, dijo a Télam Graciela Caldeiro, una de las investigadoras que
participó del estudio.
“Cuando ingresaron las computadoras parecía que
iban a cambiar muchas lógicas pero, en este momento, no son algo muy novedoso y
aparecen en competencia con los celulares. Parecería que el celular en algún
punto desplaza a la netbook por diferentes razones, como el tamaño y la
conectividad permanente. Constituye una identidad no por el objeto en sí mismo
sino porque al chico le permite estar conectado siempre e, incorporado a la
lógica escolar, adquiere una relevancia importante”, indicó la investigadora.
Caldeiro destacó que el uso extendido de los
celulares acabó con los horarios fijos y los espacios cerrados ya que a veces,
con estos dispositivos, es difícil discernir dónde empieza el entretenimiento y
dónde está lo escolar, ya que está todo cruzado y superpuesto. “En el aula el
profesor negocia con los alumnos qué se puede hacer con el celular y qué no; o
hay circunstancias en las que los propios alumnos se autoregulan, no hay normas
fijas ya que el entorno tecnológico es muy cambiante”, explicó.
Aprovechar o
resistir
El estudio de Flacso también revela que la
tecnología cambió la forma en que se relacionan los alumnos entre ellos en la
escuela, con los docentes y con la institución en sí, lo que impactó en los
vínculos pedagógicos y en la forma de enseñar y aprender.
“Ahora los alumnos utilizan la tecnología para
acompañarse en el proceso de aprendizaje o para resolver la propuesta del
docente que quizás no estaba del todo explícita. Es un proceso más
colaborativo, los alumnos se comunican más y de alguna manera se rompe el
espacio y el tiempo tradicional de la institución escolar”, destacó Caldeiro.
En este sentido apuntó que frente a esto hay algunos docentes que entienden
esta nueva lógica y la promueven pero hay otros que no, que aún se resisten y
los chicos empiezan a diferenciar esto, pero no en toda la escuela existe esta
resistencia y ya comenzamos a ver que la tecnología es aceptada como un proceso
natural.
Mejores
vínculos
Contrariamente a lo que se preveía, el concepto de
alumnos nativos digitales frente a sus profesores a quienes les iba a costar
incorporar esa tecnología es una variable que no se destacó en la
investigación. “La idea de la brecha generacional y tecnológica es algo que se
instaló en los institutos de formación, pero los chicos no adhieren tanto. No
es una situación de conflicto entre docentes y alumnos que el profesor no sepa
usar la tecnología, inclusive sirve para construir mejores vínculos entre
ellos”, indicó la investigadora.
Depende de
la escuela
Si bien el uso de las computadoras que comenzaron a
distribuirse desde el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner llegaron a la
gran mayoría de los estudiantes de las escuelas argentinas, el uso que se les
da depende en gran medida de cada uno de los establecimientos, según marca la
investigación de Flacso.
La investigación detalla, además, que aunque no
pareciera existir un marco de referencia claro en torno al uso de tecnologías
en clase, la actitud y permeabilidad del equipo directivo de cada escuela es
decisiva. “El uso interesante y significativo de las TIC es posible cuando se
promueve explícitamente desde la dirección de la escuela la inclusión de
trabajos con tecnología en la planificación”, precisaron las conclusiones.
En el estudio, el 93% de los estudiantes aseguró que utiliza las computadoras del programa Conectar Igualdad para realizar tareas escolares entre las cuales están la búsqueda de información, presentaciones de trabajos, producción de videos, trabajos grupales y utilización de programas que traen las netbooks. En tanto los docentes estimaron que el uso que se da de las netbooks podría ser mejor en términos de cantidad y calidad.
Fuente: http://m.lagaceta.com.ar/nota/691577/sociedad/celulares-desplazan-netbooks-escuela.html