El uso de silajes de sorgo en sistemas ganaderos de la Cuenca del Salado se ha incrementado notoriamente debido a su mayor rusticidad en ambientes marginales y a su bajo costo por kilo de materia seca producida.
El uso de silajes de sorgo en sistemas ganaderos de
la Cuenca del Salado se ha incrementado notoriamente debido a su mayor
rusticidad en ambientes marginales y a su bajo costo por kilo de materia seca
producida.
Su incorporación en los sistemas productivos en la
región central de la provincia de Buenos Aires ha conducido a los técnicos de
la Estación Experimental Agropecuaria Cuenca del Salado de INTA a realizar
ensayos comparativos orientados a evaluar aspectos referidos al comportamiento
de diferentes híbridos de sorgo.
Según comentan los profesionales del INTA al
fundamentar ese trabajo “conocer el comportamiento de distintos híbridos de
sorgo con destino a silaje, en condiciones de campo, a través de la
determinación del rendimiento y los parámetros de calidad resulta fundamental
en un proyecto productivo”. Por tal motivo, y dado que existe una gran
variabilidad genética, con distintos tipos morfológicos y una permanente
aparición de nuevos materiales que dificulta la elección del híbrido que se
planea ensilar, desde la experimental se impulsa un trabajo de seguimiento
desde hace casi una década.
Con el objetivo de evaluar el comportamiento de
distintos híbridos del cultivo con
destino a silaje, en condiciones de campo, a través de la determinación del
rendimiento y los parámetros de calidad los técnicos del INTA realizaron un
ensayo comparativo de híbridos de sorgo durante la campaña 2015/2016 en la
Chacra Experimental Chascomús, perteneciente al Ministerio de Asuntos Agrarios
de la Provincia de Buenos Aires, en el marco del trabajo integrado INTA-MAIBA.
La siembra se realizó en directa sobre
un suelo de loma perteneciente a la serie Chascomús, cuyo cultivo antecesor fue
sorgo.
En el ensayo iniciado los primeros días de
diciembre participaron 17 materiales de sorgo con características contrastantes
en cuanto a la proporción de las partes constitutivas de la planta (hoja, tallo
y panoja). En pre-emergencia del cultivo se realizó un control de malezas. A
mediados del mes de marzo se cosechó mediante la utilización de una picadora
autopropulsada, determinando la producción de materia verde.
Según comentan los técnicos del INTA “la mayoría de
los materiales al momento del picado se encontraban en estado de grano
pastoso/duro”. En ese momento “se tomaron dos sub-muestras de cada material.
Una se envió a laboratorio para determinar los parámetros de calidad,
digestibilidad de la materia seca (Digest); fibra detergente neutro (FDN) y
energía metabolizable (EM)]. La otra fue secada en estufa para determinar el
porcentaje de materia seca”. Adicionalmente, se seleccionaron 5 plantas al azar
por parcela a las cuales se les determinó altura (desde el suelo hasta el
último entrenudo) y el porcentaje de azúcar en tallo con un refractómetro de
mano. Los resultados fueron procesados mediante un análisis de varianza (ANOVA)
y la diferencia mínima entre medias de tratamientos mediante una prueba L.S.D.,
indicando diferencias mínimas significativas.
Fuente: http://mobile.infocampo.com.ar/#/n/82300