Valery Spiridonov, un emprendedor ruso de 31 años, teme que su cuerpo enfermo termine por matar su cerebro, por lo que quiere convertirse en la primera persona de la historia en someterse a un trasplante de cabeza, más allá de los riesgos.
El hombre será conejillo de indias de decenas de
médicos que no deberán tener una más mínima equivocación desde la anestesia
inicial hasta el fin de la intervención, 36 horas después. Para que todo vaya
bien, su cabeza y el cuerpo del donante no deben rechazarse mutuamente. A su
vez, deberá superar un mes en coma y un año de fisioterapia. Por último, deberá
superar el impacto psicológico y social de vivir con un cuerpo ajeno.
“La mayor parte de mi vida, de hecho, desde que
tengo uso de razón, he vivido con mi diagnóstico: atrofia
Werdnig-Hoffmann", dijo Spiridonov a BBC Mundo desde Rusia. Se trata de la
forma más grave de la atrofia muscular espinal, una enfermedad degenerativa
rara que se manifiesta en los primeros meses de vida y provoca dificultades
para moverse, comer, tragar e incluso respirar. Por tal motivo, los médicos
creen que Spiridonov debería haber muerto años atrás.
Las actividades que Spiridonov pueden realizar son
limitadas, como apretar botones o usar el joystick de la silla de ruedas
electrónica. Por eso la opción del trasplante es la única opción a largo plazo,
aunque no es fácil, ya que la operación deberá ser máximamente precisa.
Lo primero es encontrar el cuerpo de un donante que
sea compatible con Spiridonov, y durante la cirugía, mantener vivo el cerebro
del hombre, algo que se consigue al bombearle a bajas temperaturas la mayor
cantidad de fluidos posible.
El cuerpo del donante debe estar sentado en el
momento de la decapitación, posición en la que permanecerá aún después del
trasplante. Los médicos deben cortarles las médulas espinales a ambos al mismo
tiempo e inmediatamente proceder a la unión contrarreloj de todos los tejidos,
nervios y demás entre el cuerpo de uno y la cabeza del otro.
Fuente: http://www.docsalud.com/articulo/7528/quiere-someterse-al-primer-trasplante-de-cabeza-en-la-historia