José María del Corral, presidente de Scholas, “la fundación del Papa”, vino a Tucumán a clausurar un encuentro de jóvenes.
“Aquí estamos,
haciendo lío”. Así explica José María del Corral, presidente de Scholas
Occurrentes (conocida como “la fundación del Papa”), su presencia en Tucumán.
“Desde 2001 estamos haciendo lío -añade-; desde que la crisis llevó a la gente
a pedir a los gritos ‘que se vayan todos’, y con (el entonces cardenal) Jorge
Bergoglio nos miramos y dijimos ‘esa no es la salida; lo que hay que lograr es
que vengan todos, especialmente los jóvenes... y salimos a buscarlos”.
Quince años
después, Tucumán ha sido la sede del cierre nacional del Programa Ciudadanía,
donde más de 300 chicos de varias provincias (de los 1.600 que han participado
del programa este año en todo el país), de entre 15 y 17 años, de escuelas
públicas y privadas, de diferentes confesiones religiosas y laicas compartieron
sus experiencias y sus problemas; formularon hipótesis sobre sus causas y
encararon talleres con especialistas para tratar de proponer soluciones. Ayer
presentaron sus conclusiones y sus propuestas al ministro de Educación de la
Nación, Esteban Bullrich, y a las autoridades tucumanas,
Y Del Corral
sonríe, feliz, porque siente que lo están logrando. “Cuando Bergoglio me dijo
eso, convoqué a 30 chicos católicos y me fui a la AMIA. Era un miércoles...
Invité a 30 chicos judíos y juntos fuimos a un centro islámico. Allí se sumaron
otros 30 y fuimos a buscar a chicos evangelistas... -cuenta apasionadamente-.
Esa tarde los 120 empezaron a conocer, a descubrir lo que los diferenciaba y lo
que los unía... y los adultos descubrimos que ellos eran capaces de pensar la
diversidad como riqueza”.
Lo que iba a
durar unas horas generó tal entusiasmo que siguieron reuniéndose; y lo que iba
a ser un grupo de reflexión terminó generando la primera ley propuesta por
adolescentes (escribieron el proyecto) de la Ciudad de Buenos Aires: la Ley
2.169 (aceptada por unanimidad). La norma ordena recuperar la ciudad como
espacio educativo, considerando que la educación es lo que se aprende viviendo,
y que todos somos educadores, no solo docentes y académicos. “Los chicos nos
están enseñando que no solo pueden... quieren comprometerse; que si los
escuchamos, son capaces de mucho, muchísimo”.
Poco después
se armó la primera experiencia de encuentro de escuelas (públicas y privadas,
confesionales y laicas) organizado por un arzobispo, recuerda Del Corral.
Empezaron con siete. “Cuatro años después, eran 7.000”, y hoy el programa
funciona en 190 países de los cinco continentes.
Lo que les preocupa
“En cada
provincia los chicos establecen los temas que les preocupan. En Tucumán están
trabajando e investigando sobre la desintegración social y adicciones; los de
Neuquén trabajaron las problemáticas de Educación y falta de espacios
recreativos, y en Salta, suicidios adolescentes y adicciones. A los jóvenes de
la provincia de Buenos Aires les preocupan educación e inseguridad; a los de la
Rioja, la discriminación y las adicciones; y los de Corrientes abordaron la
salud y el bullying”. El balance nacional -cuenta- pone en lo más alto las
adicciones y la inseguridad, y sobre eso estos jóvenes elaborarán un plan de
acción que será entregado al Presidente de la Nación y al papa Francisco.
Además, los chicos formaron la “Red Federal de Jóvenes del Bicentenario” para
poder seguir debatiendo, en esta cercanía virtual que les dan las redes, para
poder seguir replicando el programa en todo el país.
“Tenemos claro
que los cambios profundos van a surgir de abajo hacia arriba. Scholas está
logrando, por ejemplo, combatir la deserción como no lo logran los planes del
Estado: hemos creado una aplicación para los celulares que permite a los
compañeros de los chicos que no van a la escuela acercarse, buscarlo y
acompañarlo. La solidaridad y los lazos son la herramienta más eficaz”, destaca
Del Corral... y se despide, porque va por más: “Los chicos son lo que importa,
así que... ¡seguiremos haciendo lío!”.
Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/706092/sociedad/chicos-piensan-diversidad-como-riqueza.html