Medido
como porcentaje del producto, el monto girado al exterior por argentinos a
través de las cuentas investigadas del HSBC es tres veces mayor que el de
España, pero ocho veces menor al guarismo presentado por Uruguay.
Los
3500 millones dólares que 4040 contribuyentes argentinos escondieron en el HSBC
Private Bank de Ginerba representan el 0,6 por ciento del PIB. La relación
entre los depósitos realizados en la sucursal suiza del banco y el producto
argentino es tres veces mayor que la exhibida para el caso de España pero ocho
veces menor al guarismo presentado por Uruguay. Como la ruta del dinero suele
complejizarse utilizando paraísos fiscales para ocultar el origen y la
titularidad de los fondos, los paraísos fiscales encabezan el listado elaborado
por las organizaciones Christian Aid y Financial Transparency Coalition (FTC)
con la información sustraída por el ex empleado del HSBC en Suiza, Herve
Falciani. Las colocaciones en un solo banco helvético provenientes desde las
Islas Vírgenes equivalen a 3,6 veces el PIB del territorio británico de
ultramar y ascienden a 1,9 veces el producto de las Islas Caimán. El estudio
que deja al descubierto el impacto relativo de la fuga sobre los países en
desarrollo, fundamentalmente los estados africanos, fue distribuido ayer en la
capital de Indonesia donde hoy comienza de una conferencia organizada por FTC
sobre el mundo offshore, paraísos fiscales y evasión impositiva.
Los
fondos fugados por empresas e individuos argentinos hacia la sucursal bancaria
de HSBC representan solo una pequeña fracción del stock de activos que los
residentes poseen en el exterior. Las estimaciones del volumen total de activos
de residentes argentinos fuera del país oscilan entre 250 y 373 mil millones de
dólares, dependiendo del método utilizado para el cálculo, que equivalen a un
33 y 61 por ciento del producto respectivamente. “Los flujos financieros
ilícitos afectan a los países en desarrollo en mayor proporción que a las
economías desarrolladas. Se estima que cada año se fuga de los países en
desarrollo en forma ilícita un billón de dólares. Se priva a esos estados de
capitales y recursos impositivos para la inversión en la infraestructura
necesaria para el desarrollo”, afirman Joe Stead y Christian Freymeyer, los
investigadores que estuvieron al frente del trabajo.
“El
G-20 anunció que se acabó la era del secreto bancario pero como muestran los
datos de un solo banco suizo esto no es así para la mayoría de los países en
desarrollo”, apuntó Stead ayer por la mañana durante un encuentro entre
periodistas de todo el mundo en Yakarta. El asesor jurídico de Christian Aid
cuestionó además el doble estándar de países como el Reino Unido “que afirma
combatir a las guaridas fiscales pero alberga a algunos de los paraísos
fiscales más importantes del mundo”.
“Es
difícil estimar cuánto se perdieron de recaudar los países pero, por ejemplo,
España logró que los evasores paguen alrededor de 340 millones de dólares,
alrededor del 15 por ciento del monto total vinculado al país en el HSBC de
Suiza.
Indonesia,
sede el evento que comienza hoy, no es una excepción a la fuga de capitales y
la evasión pero el HSBC de Suiza no es un destino predilecto. Después del
estallido de la crisis del sudeste asiático en 1997 muchas empresas indonesias
mudaron sus domicilios legales y sus cuentas bancarias hacia las prolíficas
guaridas fiscales de la región. Al interponer empresas fantasmas en paraísos
fiscales como Macao y Hong Kong (tierra natal del HSBC) o destinos más
tradicionales como Islas Vírgenes Británicas, crean complejas estructuras
societarias que les facilitan minimizar sus obligaciones tributarias, fugar
capitales y ocultar a los dueños del control de las administraciones
tributarias. La dinámica es similar a la desplegada por muchas de las grandes
firmas argentinas como el Grupo Techint. Uno de los casos emblemáticos en el
país es el de la firma Asian Agri (AAG), empresa que figura entre las
principales productoras de aceite de palma a nivel mundial y es propiedad del
magnate indonesio Sukanto Tanoto. Las diferentes maniobras de evasión
destinadas a reducir la ganancia imponible y la fuga de divisas vía precios de
transferencia le hicieron perder al estado 130 millones de dólares. El
escándalo se destapó tras la divulgación de la información a cargo de un ex
empleado de la corporación (el único que terminó en la cárcel por lavado de
dinero) y AAG debió pagar 208 millones en materia de impuestos adeudados más
intereses y abonar una multa de 260 millones.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-284216-2015-10-20.html