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De abogado a periodista: la huella de Mariano Moreno en el oficio más lindo del mundo

De abogado a periodista: la huella de Mariano Moreno en el oficio más lindo del mundo

Corría el 7 de junio de 1810, cuando Mariano Moreno tomó una decisión clave para el futuro del periodismo: el abogado y político fundó la "Gazeta de Buenos Ayres", el primer periódico de la etapa independentista argentina.

El 25 de mayo de 1938 se realizó en Córdoba el Primer Congreso de Periodistas. Con hombres de prensa de todo el país, ese Congreso decidió "instituir como Día del Periodista, el 7 de junio", en honor al diario que desencadenó los 200 años de periodismo. "La Gazeta de Buenos Ayres, no solo fue el primer diario argentino sino que también inauguró la libertad de prensa en la América meridional".

En dicho encuentro, se forjaron las bases del Estatuto del Periodista Profesional (ley 12-908) sancionado por el Congreso Nacional en un debate en el cual intervinieron el radical Arturo Frondizi, el peronista Oscar Albrieu y el laborista -a su vez dirigente del gremio- Leandro Reynes.

El legado de un prócer 

  • Mariano Moreno (Buenos Aires, 23 de septiembre de 1778, 4 de marzo de 1811) fue abogado, periodista y político rioplatense. Uno de los principales ideólogos e impulsores de la Revolución de Mayo y que tuvo una importante actuación como uno de los dos secretarios de la Primera Junta, resultante de la misma.
  • Se destacó por sus ideas liberales y contractualistas que aprendió en la Universidad de Chuquisaca defendiendo tanto el libre comercio como los derechos de los indios.

Ahora bien, ¿qué es un periodista o a qué asociamos este término cuando lo escuchamos?

El cine y las historietas muestran al periodista como un personaje con el nudo de la corbata flojo que, recostado en su asiento -sobre todo si es jefe de sección o de redacción- con aire distendido, apoya los pies sobre el escritorio. La escena mencionada trasmite la idea de que el oficio de periodista no está sometido a la disciplina que en general rige el mundo del trabajo. Sin embargo, sabemos que se trata de un trabajador, o al menos lo es, mientras permanece como asalariado y no es el dueño de la empresa donde escribe.

La postura distendida en el escritorio antes descripta lo acerca más al detective de los policiales negros con quien, en la imaginación popular, además de tener en común el afán de investigar la verdad, comparten en la representación que hacen de ellos los comics alguna vestimenta en común (ambos aparecen enfundados algunas veces en impermeables).

En realidad, en la construcción imaginaria del periodista hay dos figuras que nutren su fisonomía y, al mismo tiempo, disputan la conformación de sus rasgos esenciales. Por todo aquello que tiene que ver con la investigación: el detective; y por tratarse de un oficio donde a través de la escritura se manipula el lenguaje: el escritor. Rodolfo Walsh, el autor de Operación Masacre, asesinado durante la última dictadura militar, es sin duda el periodista argentino en el cual confluyen de modo ejemplar los rasgos antes descriptos.

Sin embargo, tanto el detective como el escritor desempeñan sus tareas, al menos idealmente, en total independencia. A uno lo imaginamos en la soledad de su oficina a la espera de un cliente; al otro, en algún cuarto inmóvil ante una página en blanco. El periodista, en cambio, desempeña sus tareas junto a otros y también en la calle. Su espacio de trabajo, la redacción, aunque tiene algunos rasgos en común con otros ámbitos, no es el espacio de la fábrica ni tampoco la poblada oficina pública o privada.

La redacción como lugar de trabajo tiene rasgos singulares. Si bien no hay dos idénticas, su nombre evoca, inmediatamente, salas colmadas de discusiones, imprecaciones y blasfemias, humo de cigarrillos y extraños personajes. Pero la redacción no deja por ello de ser un ámbito de trabajo cuyo ritmo está determinado por las rotativas que imprimen los diarios todos los días. Existe un momento de cierre y hay que entregar el trabajo; por eso la consigna implícita es “escribir rápido y bien”.

Periodistas y periódicos de Tucumán

Las redacciones tal cual las conocemos hoy, tanto en nuestra provincia como en el mundo, son hijas de las rotativas que imprimen miles de ejemplares en muy poco tiempo y de otras revoluciones tecnológicas como la que va de la máquina de escribir al moderno computador conectado a la red de internet.

Entre las redacciones notables en la historia del periodismo de Tucumán figura sin duda la del diario El Orden. Fundado en 1883 por el político y periodista Ernesto Colombres, se imprimió hasta el año1943. Fue la primera publicación local que desde su comienzo se editó como diario y no como periódico. Poseía una máquina rotativa que le permitía grandes tirajes y su sección linotipos estaba montada con los mayores adelantos del arte tipográfico. Notables periodistas como José Posse y Alberto Gerchunoff integraron su redacción.

Respecto al periodista de fines del siglo XIX y principios del XX, Juan B. Terán decía lo siguiente: “Es un hombre de letras, con el tiempo necesario y el espacio amplio tanto para la crónica, como para el placer de soltar su imaginación, y hasta para la homilía moralista”.

El Orden, que además de los temas locales contenía amplia información nacional e internacional, mantuvo una posición dominante dentro del periodismo tucumano entre el último tramo del siglo XIX y comienzos del XX hasta que paulatinamente un nuevo emprendimiento periodístico empezó a desplazarlo: La Gaceta.

El diario La Gaceta fue fundado el 4 de agosto de 1912 por Alberto García Hamilton, un periodista uruguayo que había dirigido el periódico El Comercio, de Fray Bentos, y que se exilió en la Argentina a fines del siglo XIX, tras su participación en las luchas civiles de su país. García Hamilton trabajó como redactor y luego como subdirector de El Orden antes de lanzar su propia publicación que con el tiempo adquiriría una posición dominante en nuestro medio.

A lo largo de sus más de 100 años de vida se formaron en su redacción periodistas como Tomás Eloy Martínez, Julio Ardiles Gray y Joaquín Morales Solá, que luego trascenderían las fronteras de la provincia, y también otros que dejarían una huella indeleble en Tucumán como Miguel Hynes O’Connor, autor en la década del 40 de la columna satírico política Cartas a mi Ñaña; Andrés Villá y sus Notas del día; Demetrio Oliva con sus memorias de Agapito Chancalay (1970-1975); el poeta Arturo Álvarez Sosa; y el recientemente fallecido Dardo Nofal con su Frase del día, que firmaba con el seudónimo de Bosip, para mencionar solo algunos.

En la recordada sección de Nofal confluían la mirada penetrante sobre la actualidad, propia del periodista, y la obsesión por el pulido de la frase que sólo se encuentra en un escritor.

Otra de las experiencias interesantes del periodismo tucumano fue la del diario Trópico, que publicó la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), a través del ya desaparecido Instituto de Periodismo, entre 1947 y 1950. Trópico fue el primer diario universitario de la Argentina y pese a su corta vida su publicación reviste gran interés por situarse en el cruce de caminos entre Estado, universidad y prensa.

El saldo positivo de la experiencia de Trópico fue la formación en su ámbito de un grupo de profesionales que luego tuvo una larga y destacada actuación en la provincia de Tucumán, entre los que se hallan el escritor Ramón Alberto Pérez, Miguel A. Ponsati y el poeta Raúl Galán, entre muchos otros.

En el año 1956 se publicó Noticias. El diario salió a la calle durante 20 años seguidos. Tuvo la particularidad de ser un vespertino, a la par de constituir la única experiencia periodística gráfica exitosa, si bien a una escala mucho menor, después de La Gaceta. En un momento histórico y configuración mediática muy distinta a la actual (la televisión recién apareció 10 años después de su salida y no existía Internet) Noticias logró conquistar un importante número de lectores que esperaban su ejemplar todas las tardes.

Una serie de dificultades económicas tras la muerte del propietario y director de Noticias Ángel Rafo llevó a que sus trabajadores conformaran una cooperativa. Sin embargo, al poco tiempo se produjo el golpe de Estado de 1976. Al gobierno de la dictadura en la provincia no le agradaba un diario gestionado por los trabajadores; no era compatible con un Estado represor que controlaba todo. De modo que un par de meses después se produciría el cierre definitivo del vespertino.

Por la redacción de Noticias pasarían periodistas de larga trayectoria como Alejandro Alberto Elsinger, quien ya había trabajado en La Gaceta, Trópico y en otros medios del país, Walter Adet, Jacobo Regen (los dos últimos reconocidos poetas salteños), Juan Octaviano Taire, Tulio Barcala, Gabriel Casas y, el citado más arriba, Dardo Nofal, el cual como muchos otros haría sus primeras armas en Noticias.

En 1972, José Ignacio García Hamilton publica el diario El Pueblo que cierra en 1975. Posteriormente, aparecería La Tarde de la empresa La Gaceta cuya existencia se prolongó hasta mediados de los 90. En 1990 se publica El Siglo y cuatro años después sale El Periódico, un semanario que luego se transformaría en diario. El último emprendimiento de periodismo gráfico de envergadura será el Tribuno de Tucumán en 2005.

Obviamente, el oficio de periodista no puede reducirse a su dimensión gráfica, pero es allí donde se encuentra el origen de esta profesión y donde se constituyó un modelo que luego seguirían los trabajadores de los nuevos medios productos de las grandes innovaciones tecnológicas como la radio, la televisión, la digitalización e Internet.

La revolución tecnológica en la cual estamos inmersos ha creado el diario digital que está desplazando al papel en todos los países y permite que el lector desde su casa o el celular pueda acceder a todos los diarios del mundo; algo impensado 30 años atrás. A su vez, esta tecnología no sólo ha creado un nuevo lector sino también un nuevo periodista ya que ha ampliado la posibilidad de ejercer este oficio al reducir notablemente los costos de producción de una publicación. Prueba de ello son los innumerables blogs, revistas y diarios digitales que pueblan la red. Se trata sin duda de una democratización de la palabra sin que esto suponga, necesariamente, que los grandes medios hayan resignado su posición dominante.

Por último, en el Día del Periodista no debemos olvidar a hombres como Julius Fucik ejecutado por los nazis y a las víctimas de la dictadura en la provincia Maurice Jeger de La Gaceta y al poeta Eduardo Ramos de Canal 10. También debemos tener muy presente al valiente periodista mexicano, Javier Valdez, recientemente asesinado por los narcos.



Fuente: Abogados Tucumán