Rompió los moldes y se convirtió
en la primera albañil famosa del país
De primera, uno podría suponer
que un espacio dominado por las poses, las frivolidades y la veneración de la
belleza física no maridaría muy bien con la albañilería. Pero, para cancelar
ese postulado, ahí anda Mami Albañil rompiéndola en Instagram, con sus 174 mil
seguidores, con sus contratos con Sinteplast, Sodimac, Black and Decker,
Durlock y demás marcas de grifos, cocinas y cerámicas y, asimismo, con toda su
impronta de empoderamiento femenino. “Me resulta terapéutico descascarar una
pared y aplicar microcemento con la llana”, sorprende Mami Albañil, el alias
digital de Bernardita Siutti.
Cuando Bernardita arrancó,
pensaba que no la iba a seguir nadie, que su contenido no iba a despertar
interés, que todo podía quedar repiqueteando en un chiste y nada más. “Un día,
estábamos en un asado con amigos y me gastaban: ¿¡Qué te haces la albañil!?”
Para ese momento tenía una empresa que alquilaba casas para filmar. Y ahí, sin
más, prometió vengarse de sus amigos con una cuenta de Instagram a la que,
según aventuraba, seguiría todo el mundo. “Por dentro, ni yo me tenía fe”,
confiesa. “La empresa de alquiler de casas la vendí cuando me di cuenta que no
podía hacer las dos cosas a la vez”.
De espíritu autodidacta, Mami
Albañil tomó la posta de la reparación hogareña porque, en rigor, nunca
disfrutó depender de nadie. “No me gusta esperar a que el albañil se digne a
venir y bancar días para poder pintar una pared”, dice. Y entre su público más
fiel, un 91% de mujeres. “Creo que lo que me diferencia es que trato de darle
humor a un rubro que para una mujer tiene mala prensa o puede llegar a
parecerle aburrido”, revuelve. Su perfil mediático levantó tanto que sus
consejos llegarán al papel: escribió un libro que saldrá vía Editorial Planeta.
Dentro de sus contenidos más populares
se encuentra un tutorial que hizo para combatir la humedad de los cimientos.
“Tuvo muchísimas reproducciones y mucha repercusión”, comenta. Así las cosas,
Mami Albañil logró encontrarle la vuelta a la generación de material
albañileril y, hoy por hoy, vive de Instagram. De su boca: “Con lo que hago
puedo mantener mi casa y a mis 3 hijas”. Igual, confiesa que no le resulta tan
sencillo encontrarle la vuelta a ciertas promociones y publicidades: “Es un
rubro que es difícil que tengan presencia en redes y la verdad es que es
complejo promocionar una lata de pintura o una bolsa de cemento”.
En nuestro país, no existen
cuentas que manejen una dinámica similar y, por eso, Mami Albañil se erige como
una referente en tutoriales para mejorar, tunear y reparar el hogar. “Sin
querer, creo que lo que hago inspira a muchísimas mujeres a poder hacer los
arreglos ellas mismas, a animarse a cambiar una grifería o a conectar una
lámpara”, desliza. “Se generó un ejército de albañiles por todo el país”.
Fuente: infotechnology.com