Juan Agustín Tinazzo, uno de los estudiantes de la UNR
premiados por la agencia estadounidense, revela detalles del viaje y las
repercusiones del proyecto que desarrollan para mejorar la estadía de los
astronautas en Marte.
Tras larga espera, el día por fin llegó. Fue un viernes frío
en Argentina: despegaron en Rosario, Santa Fe, y vía Panamá arribaron al verano
estadounidense. Catalina Silvestri, Victoria Kaial, Agustín Alsop, Nahuel
Colombo, Guido Cicconi y Juan Agustín Tinazzo, todos ellos estudiantes de la
Universidad Nacional de Rosario, conocieron ese mismo fin de semana el Kennedy
Space Center.
Ubicado en Cabo Cañaveral, en la costa este de Florida,
aquel es el epicentro de los sueños de todo nene que alguna vez soñó ser
astronauta y pisar la Luna como Neil Armstrong… y de los que aún en la adultez
guardan el interés por las misiones espaciales.
“Una oportunidad como esta motiva a cualquier persona”,
había dicho a TN Tecno Tinazzo (19), estudiante de Ingeniería Electrónica en la
UNR, antes de su viaje. Tras su experiencia en aquella sede de la NASA volvimos
a conversar con él para que nos cuente detalles de la aventura y cómo
evolucionó el proyecto que, seleccionado en el concurso Apps Challenge, les
otorgó el beneficio de conocer las entrañas de la agencia estadounidense.
- Antes de hablar del desarrollo en el que trabajan, ¿qué se
siente ver una nave despegar, en vivo y en directo?
- Llegamos un viernes y eso fue recién en la tarde del
miércoles. Fuimos a Banana Creek, dentro del Kennedy Space Center, con la
intención de ver el despegue de un Falcon 9 de la misión CRS-18. Faltando 30
segundos para el despegue el locutor anuncia que el clima es “no go” y la
misión se pospuso para el jueves a las 18:01.
Cuando nos despertamos el jueves, llovía torrencialmente. El
reporte meteorológico decía “90% chance of violating launch weather constrains”
o, lo que es lo mismo, que había sólo un 10% de chances de ver el despegue.
Increíblemente a medida que pasaban las horas el clima mejoraba. Faltando
cuatro horas las chances eran del 40%, y a las dos horas y media subieron al
50%. Cuando escuchamos “weather is now GO for launch”, no lo podíamos creer.
En ese momento ya estábamos en la terraza del NASA KSC
Operations Support Building II, que es el mejor lugar para ver el despegue
porque está literalmente arriba de la sala de control y desde ahí se ven todas
las plataformas de lanzamiento y de aterrizaje. Finalmente, a las 18:01 el
cohete despegó.
Fue un momento único y todos estábamos súper felices. Es una
locura ver como un “cilindro” que se encuentra en caída libre logra aterrizar
en un pad con una tolerancia de menos de 10 metros. Realmente una maravilla de
la ingeniería.
- Más allá del despegue, ¿qué otras actividades destacás de
la experiencia en el KSC?
- Por un lado, en la presentación del proyecto en el Space
Life Sciences Lab de NASA, estuvo bueno ver los demás proyectos. Tuvimos la
posibilidad de charlar con los otros equipos, hablar y compartir con gente de
otras partes del mundo pero que tienen tus mismos intereses. Da lugar a
conversaciones muy interesantes y fue uno de los momentos más lindos del viaje.
- ¿Esos días en Cabo Cañaveral influyeron en el futuro del
proyecto que los llevó hasta allá?
-Sí, nos dimos cuenta de que hay muchos aspectos que no
consideramos y que son importantes. Uno de ellos es, por ejemplo, el uso de un
desfibrilador adentro del traje. Este puede llegar a ser peligroso porque
dentro de este hay una atmósfera que es 100% de oxígeno. Son detalles de este
estilo los que habría que revisar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el
proyecto fue diseñado en un hackathon (en 48 horas) y que no somos expertos en
la materia, por lo que es lógico que esto suceda.
Fuente: https://tn.com.ar/tecno/f5/semillero-tecno-la-experiencia-espacial-de-un-argentino-de-19-anos-en-el-centro-kennedy-de-la-nasa_984703?fbclid=IwAR08T8r0LMVy7NsABI5QTkpBUBrUBHMAaaFdu8WswgkpnS2mZrGxW7MJbj8