La directora del establecimiento
educativo le pidió a la mujer que no llevara más a la pequeña a la adaptación y
que la hiciera ver por un psicopedagogo. Ahora, el colegio deberá indemnizarla
por “daños y perjuicios”
Para Paola, pasar por el proceso
de escolarización de su hija fue algo novedoso. Madre primeriza, con muchas
preguntas por hacer y con cierta expectativa de cómo iba a resultar el proceso
de adaptación de su nena de 2 años en el jardín maternal, jamás se imaginó que
iba a tener que vivir una situación tan traumática. Y mucho menos que
terminaría denunciando al colegio y obteniendo un fallo favorable por “daños y
perjuicios” que sentó un precedente.
El calvario comenzó en marzo de
2015, en un jardín de infantes privado con subvención estatal de Viedma,
provincia de Río Negro. La niña A. se levantó entusiasmada, se puso el
guardapolvos, se calzó la mochilita en sus hombros y en compañía de sus papás
se inició en un mundo nuevo: conoció su salita, a su maestra y a sus
compañeritos. “La primera semana se quedó una hora, la segunda semana dos y a
la tercera la directora nos pidió que no la lleváramos más porque mi hija
lloraba mucho y no se podía adaptar”, contó Paola a Infobae.
Las palabras de la directora la
tomaron por sorpresa ya que durante esos primeros días jamás había recibido un
llamado de atención por parte de la docente. “Cuando llegó el momento de que
los nenes se quedaran solos, los padres teníamos que esperar en la puerta del
jardín. Solo teníamos contacto visual con ellos a través de un vidrio. Recuerdo
que en varias oportunidades le hacía señas a la directora para consultarle cómo
iba todo y ella me respondía con un pulgar para arriba, dando a entender que
estaba todo bien”, relató la mujer.
Pero lo más desconcertante llegó
cuando la directora la citó para tener una reunión. Preocupada por la
convocatoria, Paola le pidió que le adelantara el por qué de la decisión y ella
le respondió: “Despreocupate, el lunes hablamos tranquilas”.
Ese día, la titular del
establecimiento le explicó a los papás que la nena no había logrado integrarse
al grupo, que presentaba un cuadro de angustia y que esto impactaba de manera
negativa en los demás compañeros porque no podían trabajar con tranquilidad.
Además, les sugirió que la
hicieran ver a A. por un psicopedagogo y su pediatra; y que retomara la
adaptación más adelante. “Les dijo que la nena no se encontraba preparada
madurativamente para ser escolarizada en ese momento”, explicó a Infobae
Cecilia Crisol, la abogada de la familia.
“Le pedí que levantara un acta y
que dejara sentado todo lo que me estaba diciendo pero ella se negó. ‘Andá,
tranquila’, me dijo”, recordó indignada Paola, quien no salía de su asombro por
la frialdad con que la directora le había comunicado que estaba echando a su
pequeña hija del jardín. Para ese entonces, la mujer ya había comprado la lista
de materiales y pagado dos cuotas adelantadas.
“Estaba desesperada porque tanto
mi marido como yo teníamos que volver a trabajar y no teníamos con quién dejar
a la nena. En ese momento, ni siquiera podía contar con mis padres porque
estaban muy enfermos”, resaltó.
Por expreso pedido de la familia,
la identidad de la menor de edad no fue revelada al igual que el apellido de
Paola. Tampoco el nombre del jardín de infantes. “Si bien en Viedma es de
público conocimiento y sus habitantes conocen cuál es el colegio involucrado,
preferimos no darlo a conocer en los medios de comunicación para que no tome
relevancia nacional y tener problemas legales”, dijo Crisol.
Lo primero que se le pasó por la
cabeza fue hacer una exposición civil de lo sucedido en la comisaría. Pero,
luego de analizar en frío la situación, se presentó ante el Equipo Técnico de
Apoyo Pedagógico (ETAP), que depende del Ministerio de Educación de Río Negro,
para denunciar formalmente lo ocurrido.
Luego, una psicopedagoga del ETAP
intervino como mediadora y se contactó con el establecimiento educativo.
Tras entrevistarse con la
directiva, ella corroboró los hechos y admitió que su accionar había sido
equivocado. Días después, la directora se contactó con los padres, les pidió
disculpas y les dijo que podían volver a llevar a la nena al jardín. “Le respondí
que mi hija no volvía más porque se había cortado el vínculo de confianza y
nunca me había informado qué herramientas había implementado para lograr la
adaptación de mi hija”, remarcó Paola.
Fuente: https://www.infobae.com/sociedad/2019/10/10/echaron-a-su-hija-de-2-anos-del-jardin-porque-lloraba-mucho-la-incansable-lucha-de-una-madre-que-consiguio-un-fallo-inedito/