El juez federal brasileño del renombrado caso de
megacorrupción, Sergio Moro, brindó una conferencua sobre el uso de
herramientas jurídicas en la lucha contra la corrupción y destacó la
importancia del rastreo financiero y la figura del arrepentido. “No actúan por
arrepentimiento, sino que buscan algún tipo de compensación y se torna
necesario ofrecerles y concederles beneficios legales”, señaló.
La causa denominada “Lava Jato” destapó un enorme entramado
de delitos transnacionales y se convirtió en el exponente regional en la lucha
contra la corrupción. De visita en la Argentina, el juez federal brasilero
Sergio Moro, a cargo de la gigantesca causa de sobornos de la empresa
Petrobras, afirmó que “el caso sirvió para fortalecer la democracia en Brasil”.
La investigación se inició en 2013, cuando la Policía
Federal de Curitiba, capital del estado de Paraná, descubrió una operación de
lavado de activos de mediano tamaño que, después de un largo proceso judicial,
desató un escándalo de dimensiones mundiales. Moro explicó que el expediente
“comenzó como algo pequeño”, pero “derivó en un sistema de corrupción”.
En concreto, el juez manifestó que este tipo de delitos es
“practicado de forma secreta” y de allí la “necesidad de recurrir a métodos de
investigación modernos, entre ellos, el rastreo financiero”.
“Hubo una amplia investigación que incluyó la obtención de
documentación bancaria en plazas financieras del exterior, que se pudo lograr a
través de la cooperación jurídica internacional”, dijo durante la conferencia
“Herramientas para la lucha anticorrupción”, organizada por el ministro de
Justicia, Germán Garavano, y la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura
Alonso.
También resaltó la importancia de la figura del “colaborador
eficaz” dado que “es difícil tener testigos, por ello pueden servir como
colaboradores los propios delincuentes”, pero advirtió que “no actúan por
arrepentimiento, sino que buscan algún tipo de compensación y, en consecuencia,
se torna necesario ofrecerles y concederles beneficios legales”.
El magistrado, además, recalcó la trascendencia de la
“publicidad y transparencia” en este tipo de investigaciones, a los fines de
que la sociedad “pueda controlar y conocer lo que está sucediendo dentro del
proceso”, y añadió: “La opinión pública funcionó como una protección contra
cualquier acción de interferencia a la buena marcha del caso”.
“Estos hechos están saliendo a la superficie y están
recibiendo una respuesta institucional adecuada porque Brasil dio pasos serios
e importantes para enfrentar la corrupción sistémica”.
Y agregó: "La actuación del Poder Judicial, para dar
una respuesta institucional a ese delito, es una condición necesaria, pero no
es una condición suficiente, ya que es necesario que el Poder Legislativo, el
Gobierno, el sector privado y la sociedad civil acompañen esa
transformación".
Ante la pregunta sobre las posibles presiones que pueden
recibir los magistrados durante las investigaciones, Moro respondió que “la
seguridad y tranquilidad" se centra en "actuar correctamente, es
decir juzgar de acuerdo con la ley y las pruebas suministradas”.
El juez no quiso referirse a un hecho puntual del país, pero
sí despertó su interés la causa penal contra el ex secretario de Obras
Públicas, José López. “Me llamó mucho la atención el caso del funcionario que
tiraba el dinero en un convento”, bromeó.
A su vez, el magistrado lanzó una frase de sumo interés para
la Casa Rosada: "La corrupción sistémica afecta la productividad de la
economía, genera costos adicionales, ahuyenta a los inversores", expresó y
aseguró que "enfrentar la corrupción sistémica nos va a traer ganancias
económicas y beneficios a la calidad de la democracia".
Al término de la conferencia brindada en la Universidad
Católica Argentina (UCA), el juez Sergio Moro asistió a un encuentro de
"bienvenida" organizado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, donde el magistrado y los ministros intercambiaron experiencias.
También participaron del acto camaristas y jueces federales
con competencia en lo penal de todo el país. Pero la gran ausente fue María
Servini de Cubría, quien se encuentra en el centro de la escena tras denunciar
"presiones" del presidente del Máximo Tribunal, Ricardo Lorenzetti.
Fuente: DJ